Friday, 17 de May de 2024


+ PRI: XXI y guerra de estrategias + ¿Fortalecerán cambios a AMLO?




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Como presidente nacional del PRI, Luis Donaldo Colosio era un lector obsesivo de Sun Tzu y El arte de la guerra. Por tanto, se convirtió en un político de la estrategia, no de la táctica.  

 

La XXI asamblea nacional del PRI se enfrenta a un escenario en dos pistas: la necesidad de reformar los documentos básicos para entrarle al IVA a alimentos y medicinas y al aumento de la inversión privada nacional y extranjera en Pemex. Pero parece que la dirigencia ha equivocado el camino, se quedó en la táctica y se olvidó de la estrategia.

 

 

Si parafraseando a Clausewitz la guerra es la política por otros medios, la política puede asumirse también como la guerra por otros caminos y prácticas. En este sentido, las reformas a los documentos básicos le han quitado espacio de cohesión interna a los priístas por lo polémico de sus alcances pero paradójicamente le entregaron la litis política a López Obrador, quien desde ahora ya armó una estrategia --él sí-- para convertir las reformas en un elemento de fortalecimiento de su nuevo partido… a costa del PRI.

 

 

Lo que la dirigencia del PRI no ha estudiado en momentos de decisiones delicadas es su propio pasado reciente. Como presidente de la república, Carlos Salinas de Gortari realizó la gran reforma ideológica del partido a cambio de pequeñas concesiones. Por ejemplo, privatizó el ejido, vendió las empresas públicas más productivas, sacó a la Revolución Mexicana de los documentos básicos del PRI y reconoció los derechos de la iglesia.

 

 

Por eso ahora el presidente de la república y la dirigencia del PRI deberían releer las experiencias del pasado. Y si bien ya no pueden repetirse, cuando menos pueden dar lecciones de que la habilidad política puede llevar al PRI a donde se quiera. Un dato: Salinas de Gortari no sólo reconoció a la iglesia católica sin que ésta hubiera aceptado y respetado la Constitución, sino que la iniciativa de reforma la presentó… el PRI.

 

 

En algunos suburbios del PRI se lamentan la forma de reformar los documentos en IVA y petróleo y se prepararan para frenarla, a pesar de que López Obrador tendrá ahí un espacio valioso para fortalecer su movimiento. Y el PRD, por su lado, va a explotar la presencia su lado nada menos que de Cuauhtémoc Cárdenas, el hijo del general Lázaro Cárdenas, el expropiador del petróleo. En este contexto, algunas bases priístas han entendido el juego estratégico y podrían inclusive reventar la iniciativa, parar la reforma y dejar al gobierno del presidente Peña Nieto sin sus grandes reformas para su sexenio.

 

 

En términos históricos, el PRI se forjó a base de estrategias y de estrategas. Ahora mismo han comenzado a circularse enfoques sobre el conflicto Obregón-Villa y las razones por las cuales Obregón derrotó a Villa: el sonorense era un genio de la estrategia y el chihuahuense no llegaba más que a la ofensiva sin planes de guerra.

 

 

Una de las estrategias militares, políticas y hasta empresariales es la diferencia entre las batallas como aproximaciones directas o indirectas. La primera era la de Villa: oleada de caballería pero sacrificando soldados; la indirecta fue la preferida de Obregón. En política hay ya un escenario: la dirigencia nacional del PRI ha preferido la aproximación directa en las reformas, lo que lo está llevando a posibilidades de derrota y sobre todo al fortalecimiento del adversario. Y puede darse el caso de que el PRI reforme sus documentos para los temas del IVA y el petróleo, pero pueda salir derrotado por las movilizaciones sociales callejeras que son la especialidad de López Obrador.

 

 

El PRI se ha olvidado de que nació de juegos de estrategias. En política, los carriles de participación son muy definidos: las reglas, los principios, las coyunturas, los conceptos y los símbolos. El debate durante varios años sobre el IVA a alimentos y medicinas pasó por esas etapas y hoy representa, en el imaginario colectivo, un símbolo, a pesar de que su existencia beneficie a los consumidores de altos ingresos. López Obrador, asimismo, ha logrado convertir el petróleo en un símbolo nacional, a pesar de que sea la industria más corrupta del sector público. El problema de fondo es que el PRI ha buscado el camino directo, olvidando de que la aproximación indirecta puede tener resultados más eficaces para los objetivos definidos.

 

 

La estrategia sexenal del presidente Peña Nieto parece haberse reducido a colocar los huevos sólo en dos canastas: el IVA y el petróleo, aprovechando el bono político-democrático del saldo electoral. El choque directo del PRI se va a encontrar con organismos opositores que están usando la aproximación indirecta. Aunque ya está embarcado en las oleadas de combatientes sobre el objetivo, el PRI tiene aún dos salidas indirectas: modificar el amparo fiscal que beneficia a los contribuyentes ricos y crear la canasta básica exenta y trabajar sobre la privatización del gas no asociado al petróleo. Y esperar a las elecciones del 2015.

 

 

Además de Sun Tzu, la dirigencia priísta debiera de rescatar a Liddell Hart (1895-1970), el militar francés que razonó la estrategia de la aproximación indirecta. Las batallas no se ganan con razones ni con ideales, sino con estrategias de campaña. Entre otros consejos, Hart recomienda usar la línea de menor expectativa y menor resistencia, adaptarse a las circunstancias, no encarar al oponente mientras esté bien plantado y, sobre todo, no usar una línea de combate que ya ha fallado, y los temas de IVA y petróleo ya han sido derrotados dentro del PRI.

 

 

La estrategia política en una guerra de propuestas radica no en las razones filosóficas de los objetivos, sino en las formas de combatir para llegar al objetivo final. Si el PRI revisara su propia historia, se encontraría que el general Cárdenas ganó la batalla del petróleo porque usó la estrategia de la aproximación indirecta y no la directa.

 

 

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